¡Buenas
tardes, cocinillas!
En
estos días prenavideños hay que informarse bien para no liarla en la
elaboración de nuestros dulces favoritos. Hoy en Desastre en la Cocina vamos a hablar de
los tipos de levadura.
Algo que parece tan obvio para los más entendidos
puede resultar un barullo para más de uno y dar lugar a confusiones, más por
desconocimiento que por torpeza.
En primer lugar tenemos las levaduras
químicas, tipo Royal. Son las que usamos para hacer bizcochos, magdalenas,
galletas y algunos panes. Se trata de una mezcla ácido-base que al humedecerse
libera burbujas de dióxido de carbono haciendo que la masa esponje, y el
proceso se intensifica al aumentar la temperatura. Por regla general se utiliza
una cucharadita para 200 gr. de harina, si nos pasamos puede estropearnos la
preparación, aunque admite algunos errores de cálculo. He de decir que yo
siempre pongo más de lo recomendado, no mucho más. Aunque si no queremos fallar
podemos utilizar la harina bizcochona, que es la que lleva ya integrada la
levadura en la proporción perfecta.
Otro tipo de levadura es la de panadería, que
en su comercialización está presentada en dos formatos: la fresca y la seca.
Este tipo es la verdadera levadura, compuesta por agentes orgánicos que
fermentan los azúcares y los transforman en alcohol y dióxido de carbono. La
masa se vuelve más esponjosa y ligera, además de aumentar su volumen. Se
utiliza en panes, bollos y tortas. Tenemos dos variedades:
-
Levadura fresca. Se presenta compactada en bloquecitos. Está compuesta
por agua, minerales, azúcares, vitaminas y materias celulósicas. Es de color
crema y no desprende un olor fuerte. Yo utilizo 25 gr. para unos 350 ó 400 gr.
de harina, pero depende del producto que estemos elaborando. Se puede comprar
en supermercados y es muy económica.
-
Levadura seca o liofilizada. En sobrecitos herméticos. Es igual que la
fresca pero se ha sometido a un proceso de deshidratación. Al ser más
concentrada se utiliza menos cantidad, por ejemplo 6 gr. equivalen a 15 gr. de
levadura fresca aproximadamente. También necesita un ambiente un poco más
cálido y más húmedo para fermentar. La marca Maizena es la más fácil de
encontrar en los supermercados.
Para terminar tenemos las gaseosas. Éstas se
han utilizado de toda la vida en la elaboración de magdalenas y bizcochos. Viene
separado en dos sobrecitos que se usan juntos siempre, uno es de gasificante
(bicarbonato) y otro de acidulante (ácido málico y ácido tartárico). Juntos actúan
de forma similar a la levadura química, liberan burbujas de gas que esponjan la
mezcla. Lo mejor de las gaseosas es que no contienen gluten, son ideales para los celíacos.
Espero que ya no haya confusiones en el uso de estos grandes amigos de la repostería.
¡Que disfruteis de lo que queda de sábado!
Ojalá hubiera tenido esto hace unos meses...
ResponderEliminarUn beso.
Una entrada muy interesante, lo que no he probado nunca son las gaseosas, todo llegará, un beso
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